Montag, Oktober 20, 2008

La IRA de Igor

He encontrado a Igor y aún no ha muerto, no fue difícil identificarlo, pues sus tres metros de alto y su vestir oscuro lo hacen ser el mismo del otro día en la U-Bahn de Berlín.
El avión no se ha estrellado contra el tren y el hombre de Cartago tampoco ha aparecido. Esta ciudad me consume y no me permite llegar a una estabilidad...buscar en el olvido o seguir olvidando, seguir olvidándome en esta búsqueda tan absurda.
Llegó el invierno esta tarde e Igor aún no me reconoce y tampoco aparece el hombre de Cartago.

Cambiar de tren tres estaciones más adelante para embolatar el hambre o fumar un cigarrillo.
Son pocas las opciones; no es Igor, no es el de Cartago. Es abandonarse al ruido y no pensar en esta fragilidad, es saltar antes de que la ira penetre y nos acabe en grasa y sangre.

Se abren las puertas: la tercera estación en frente de mí. Hasta ahora me doy cuenta hacia dónde me dirijo.

En el velorio de Igor me espera un hombre, que dice ser de Cartago.

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