Mittwoch, Juni 08, 2005

Saudade: para mi nueva amiga

It would be then, the sixth time...

Aún no sé cómo recibir un regalo tan bonito, tan del alma, con tantos sentimientos no sé si encontrados, pero sí vivos, como si hubieran sido ayer. Gracias por esas palabras, por ese saludo que se volvió tan especial.

Debo admitirte, entonces, que mucho he olvidado, y no porque lo hubiera querido, sino porque se me olvidó hablar de ellos, de los recuerdos, por supuesto, pues se extraviaron justo en el momento antes de dormir todas las noches; desaparecieron poco a poco con el ruido de las motos que me hacía buscarlo y no encontrarlo por la ciudad; se borraron con la copia de una carta que alguna vez le escribí y que terminé por botarla en un canal de Venecia; se esfumaron cuando dejé de compararlo con algunos personajes de los libros que más quiero; se lamentaron porque por fin ya no estaban cuando dejé de hablar de ellos con Carolina, una amiga del alma, quien también padecía del mismo mal por esas épocas. Los olores también se fueron poco a poco, ¡Cuántas veces traté de impregnarme de ellos cada vez que lo veía y que creía que era la última vez!, se fue, finalmente, su olor vacío, su olor natural, porque no le gustaban las colonias, los perfumes... no sé ahora, de esto si me acuerdo: "Todo cambia" , dijo alguna vez. Quizás hoy por hoy se bañe en Tommy, Perry o Calvin Klein.
Puedes ver, también, como lo dice Hegel y lo repite Matu, mi mejor amiga, que la idea es superar, pero conservar al mismo tiempo. Así, podría decirlo, se pasan mis días: encerrándome en el baño horas enteras pensando y sintiendo los cambios; hablando con el espejo, o él conmigo, no lo sé; leyendo los blogs una y otra vez como si no fuera yo, sino como lo leerían los demás; tratando de revivir historias que me conmuevan, pero ya no me conmueven porque me cambian rápidamente de canal. Ayer, justo anoche, después de leer el rompecabezas de five times, después de no saber qué decirle a la pantalla del computador, después de sentir los ojos algo borrosos pero felices, porque alguien tan cercano, pero tan distanciado por el mapa me había hecho vibrar, me había conmovido, me había acogido con unas palabras que no pude explicarle a Marcelo y ahora creo que a nadie; llamé a Carolina y quise hablarle de nuestra nostalgia compartida, de una saudade que nos mantuvo vivas algún día, pero ella ya no habló más en el tono que me seducía, ella me sacó de otras épocas... Así pues, mi querida Ximena, he olvidado sin quererlo, te lo juro, sin darme cuenta.
Ahora que sé qué significa para tí la nostalgia, sé que me entiendes, que nos entendemos... a lo mejor estamos hechas de un material, si no es el mismo, si será muy parecido. Puede pasar que nunca nos vayamos a conocer, pero tal vez nos habremos conocido lo suficiente por los amigos en común, por los blogs cruzados o por simple telepatía. Puede pasar también que algún día nos veamos, por casualidad o por encuentro prefijado, y porque te conozco y me conozco, estoy segura de que te abrazaría.
Tengo un nudo en la garganta.