Dienstag, Dezember 16, 2008

Consentieren

Es importante contarte varias cosas, que descubrirás cuando empieces a vivir como uno de nosotros, pero sobre todo cuando te sientas por primera vez, extranjero.

Simularás no darte cuenta, casi que no lo observarás, sólo que te sorprenderás cuando notes que ya no es algo común para tus ojitos ver cómo los pasajeros de un ejecutivo, cebollero, colectivo o como mejor sepas tú llamarlo, esperan entre 8 y 25 segundos (llevo unas cuantas semanas estudiándolo) a que la silla recién abandonada por otro pasajero, ahora transeúnte, se enfríe. En un acto casi ritual, doblan las rodillas sin poner los glúteos sobre el cojín calientico y apoyan la espalda contra el cojín vertical. Mi papá dice que aquellos místicos creen que el calor los va a enfermar, yo digo que sentir ese calor les produce asco.

Cada vez que vivo eso cuando monto en bus, me río, me río a carcajadas por dentro, porque para los que algunos es una idiotez, para otros es el más alto nivel de higiene. Se ha convertido, sin lugar a dudas, en un aspecto más de nuestra cultura y seguro que del 90% de los que lo hacen, un 40 no sabe por qué reaccíona así; imitan por costumbre.