Freitag, Juni 10, 2005

Té de Gomitas

Te hago una invitación y no es una invitación como cualquier invitación. Esta vez estaremos en la sala de mi casa compartiendo una taza de Té de Gomitas. Espero entonces oirte cantar, cantar tus historias, tus amores perdidos, tus placeres cotidianos y quizás, me cuentes de tus alegrías. Mientras tanto, beberemos al ritmo de tu voz, un arcoiris de gomitas que no fue fácil de preparar, pero que por aquella grata visita se preparó por primera vez. Deberé, entonces suplicarle a mi esposo que con sus conocimientos en Ingeniería Química, me prepare el Té, que de novios tanto me prometió. Y te cuento algo, tardarán varias tardes las gomitas en deshacerse, en volverse gelatina, en esconderse, en reaparecer, en se colgadas con ganchos en la cuerda del patio, en secarse, en ser pesadas y coloreadas; y cuando por fin se cierre la bolsita, se pegue el hilito y se marque el empaque con un letrero en azul que dirá "Té de Gomitas", estaremos tú y yo, en mi sala, bebiendo un delicioso té de gomitas.
Sabrás de nuevo que la melancolía hace que los pelitos de la piel se ericen; que la cabeza se canse de pensar y el corazón de latir; que por más de que queramos conservar un momento, congelarlo, la vida sigue y hay que continuarla; que el dolor pasa, que no es más que un estado como la felicidad, como la risa; que los días pesan por más de que tengamos todo al lado nuestro; que la existencia suele ser insoportable y que la soledad también es positiva.
Y después de cantarnos la vida, de dialogarla, de haber bebido la tercera taza de té de gomitas; te arreglarás la bufanda, tomarás tu cartera, me pedirás el baño, te mirarás en el espejo, en mi espejo y le sonreirás y no sabrás si hablarle o guardar silencio, llorarás quizás, por el canto que hemos elevado al cielo juntas y sobrevivirás, de nuevo.
Y cuando ya sea la hora de volver a tu mundo, de bajar las escaleras y abrir la puerta, saldrás con la mirada quebrada, pero alta, con el alma contraída pero dulce; con un sabor en la boca que permanecerá por algunos días, un sabor que sólo deja un té de gomitas.