Para un caballero en bicicleta...
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Estaba recién comprada la chaqueta y ya iba siendo tema de discordia. Hasta llegó a sembrarnos la duda de si valdría la pena seguir juntos.
Serían las diez de la noche cuando el bus se iba acercando al paradero de su casa. Ahí estaba esperándome, un poco enfermo por el frío, simpático y motivado por la idea de ir a dar un paseo por el parque. Me alegraba que se diera cuenta del estilo que llevaba para ir a verlo: botas negras, pantalón a rayas, una boina gris y la chaqueta: mi última adquisición unas horas antes.
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Siete botones negros grandes resaltaban con su intento de ser a cuadros, entre hilos grises, negros, rojos, blancos y naranjas. Aunque al lucirla parecía ya en embarazo, pues la chaqueta en su nueva moda de otra época era ancha como de muñeca, me gustaba; era grande y sobre todo cómoda para el invierno que se acercaba.
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-"Tengo una pregunta, ¿es verdad que los colombianos y las colombianas duermen en la noche con la chaqueta puesta?"
Ya para esa entonces se manifestaba su deseo de llamar a casa a pesar de las siete horas de diferencia.