Si pudiera regalarte la primera nieve que llegue con este invierno, entonces correría a mi balcón, tomaría una tapita de mermelada y dejaría que se llene de miel blanca hasta formar una montaña. La llevaría rápido al congelador y la guardaría hasta ese encuentro del que hablas, en vida.
Si ninguno de mis vecinos la confunde con helado de coco o de vainilla (no sé de qué color se irá tornando con los días), entonces habrá sobrevivido ya bastante y puede que al paso de las siguientes dos estaciones, ésto sólo haya sido un pequeño reto.
Si pudiera llevarla en mi maleta al regreso de ese in-esperado viaje, entonces la mandaría a la cola del avión para que las temperaturas más frías la mantengan viva.
Si las nubes no son curiosas, entonces aterrizará con suerte en otra ciudad.
Si pudiera sorprenderte muchas veces más, no diría nada más...
Estoy alistando la tapita, los guantes, un espacio en el congelador, otro rincón en la maleta y contando las horas para que del cielo, lluevan pedacitos de icopor.
Freitag, November 03, 2006
Lincoln
Cuando lo conocí me entraron unas ganas locas de aprender portugués. Eso ya fue hace cinco meses. Y Desde ese entonces no lo volví a ver...
Pero las ganas locas de aprender y volverlo a ver crecen y crecen cuando me acuerdo de esa vez.
Pero las ganas locas de aprender y volverlo a ver crecen y crecen cuando me acuerdo de esa vez.
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