Y ahí estábamos, a punto de ver el reloj marcar las y media. Ya estaba montada en el tren y yo afuera observando cómo se iba cerrando ese capítulo en su vida. Entonces me sonrió con la sonrisa más bonita del mundo, me dio las gracias y yo mientras pasaba el nudo grueso en la garganta me quedé en un silencio largo, muy largo.
"Nos vemos"...
Y llegó el pito, ese pito que nunca viviré en Colombia y que me parece nostálgico por lo que he visto en las películas, por lo que he leído en los libros...Se cerraron las puertas y despacito su tren comenzó a andar.
Mittwoch, November 15, 2006
Abonnieren
Posts (Atom)