Caerán las estrellas, lloverá icopor, se evaporarán nuestras paredes y ahí seguirás contínuo y profundo como un beso tuyo; constante y azul como el calor de tu sueño.
Se desportillarán los arcoiris, se decolorará el pasto, lo mismo que el sol, femenino para tí, masculino para mí; no habrá más olor a rosas, a fresas, a charco que tiende a desaparecer...
Pero tú, altivo y cercano no me soltarás la mano, apagarás la luz cada noche convencido de que hay que dormir para levantarnos temprano, me reiré al verte prendiéndola otra vez para extasiarte con nuestros juegos y será la luz de afuera la que nos sacará lágrimas, la que nos cerrará los ojos, la que te hará cantar, después de mi insistencia, la canción que no concibe una vida sin tí. Sin tí.