Miedo a descubrirme en una tarde triste,
de esas tardes de la capital, en las que uno no se encuentra ni a uno mismo.
Miedo a descubrirme pensando cómo olvidarte, uniendo el poco de fuerzas para expulsarte, desterrarte y que el corazón no duela cada vez que crea verte doblar alguna esquina.
Abonnieren
Kommentare zum Post (Atom)
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen