Mañana, temprano, canción, sur, anoche, mamera, seria, brava, triste, tonta, desigual, abismo, ¿futuro?, caras, sonrisas, estruendo, sueño, carro, chau, está bien, ven, abrazo, te amo, volver, desplomarse, llorar, ¿por qué?, espera, cansancio, tarde, ira, amargura, gritos, ver, jeans, rojo, Los Increíbles, cama, blanco, cojines, teléfono, vino tinto, se fue líquido, leer, nada, besos, costeño pedante, danza del vientre, moneda, zapatos, medias feas, abrazos fuertes, manejar, odio, árabe, corcho, fotos, feliz, fastidio, cara dulce, inmamable, gente, sexy, bufanda, chocolates, apartamento, olor a vainilla, irme, mano, atrás, ascensor, gracias, ay no más, despertar, cuatro de la mañana, búsqueda, sudor, bonita, ojos, maquillaje, falda azul, botas, rabia, esconder, morir, canto entre dientes, viaje, papeles, a la espera, ensalada, masaje, noche, evocar, cejas, otra vez, usted, hoy, padre, hmmmm ayer y el principio de hoy: deseos por desaparecer y no volver...
Sonntag, Juni 19, 2005
Freitag, Juni 10, 2005
Té de Gomitas
Te hago una invitación y no es una invitación como cualquier invitación. Esta vez estaremos en la sala de mi casa compartiendo una taza de Té de Gomitas. Espero entonces oirte cantar, cantar tus historias, tus amores perdidos, tus placeres cotidianos y quizás, me cuentes de tus alegrías. Mientras tanto, beberemos al ritmo de tu voz, un arcoiris de gomitas que no fue fácil de preparar, pero que por aquella grata visita se preparó por primera vez. Deberé, entonces suplicarle a mi esposo que con sus conocimientos en Ingeniería Química, me prepare el Té, que de novios tanto me prometió. Y te cuento algo, tardarán varias tardes las gomitas en deshacerse, en volverse gelatina, en esconderse, en reaparecer, en se colgadas con ganchos en la cuerda del patio, en secarse, en ser pesadas y coloreadas; y cuando por fin se cierre la bolsita, se pegue el hilito y se marque el empaque con un letrero en azul que dirá "Té de Gomitas", estaremos tú y yo, en mi sala, bebiendo un delicioso té de gomitas.
Sabrás de nuevo que la melancolía hace que los pelitos de la piel se ericen; que la cabeza se canse de pensar y el corazón de latir; que por más de que queramos conservar un momento, congelarlo, la vida sigue y hay que continuarla; que el dolor pasa, que no es más que un estado como la felicidad, como la risa; que los días pesan por más de que tengamos todo al lado nuestro; que la existencia suele ser insoportable y que la soledad también es positiva.
Y después de cantarnos la vida, de dialogarla, de haber bebido la tercera taza de té de gomitas; te arreglarás la bufanda, tomarás tu cartera, me pedirás el baño, te mirarás en el espejo, en mi espejo y le sonreirás y no sabrás si hablarle o guardar silencio, llorarás quizás, por el canto que hemos elevado al cielo juntas y sobrevivirás, de nuevo.
Y cuando ya sea la hora de volver a tu mundo, de bajar las escaleras y abrir la puerta, saldrás con la mirada quebrada, pero alta, con el alma contraída pero dulce; con un sabor en la boca que permanecerá por algunos días, un sabor que sólo deja un té de gomitas.
Mittwoch, Juni 08, 2005
Saudade: para mi nueva amiga
It would be then, the sixth time...
Aún no sé cómo recibir un regalo tan bonito, tan del alma, con tantos sentimientos no sé si encontrados, pero sí vivos, como si hubieran sido ayer. Gracias por esas palabras, por ese saludo que se volvió tan especial.
Aún no sé cómo recibir un regalo tan bonito, tan del alma, con tantos sentimientos no sé si encontrados, pero sí vivos, como si hubieran sido ayer. Gracias por esas palabras, por ese saludo que se volvió tan especial.
Debo admitirte, entonces, que mucho he olvidado, y no porque lo hubiera querido, sino porque se me olvidó hablar de ellos, de los recuerdos, por supuesto, pues se extraviaron justo en el momento antes de dormir todas las noches; desaparecieron poco a poco con el ruido de las motos que me hacía buscarlo y no encontrarlo por la ciudad; se borraron con la copia de una carta que alguna vez le escribí y que terminé por botarla en un canal de Venecia; se esfumaron cuando dejé de compararlo con algunos personajes de los libros que más quiero; se lamentaron porque por fin ya no estaban cuando dejé de hablar de ellos con Carolina, una amiga del alma, quien también padecía del mismo mal por esas épocas. Los olores también se fueron poco a poco, ¡Cuántas veces traté de impregnarme de ellos cada vez que lo veía y que creía que era la última vez!, se fue, finalmente, su olor vacío, su olor natural, porque no le gustaban las colonias, los perfumes... no sé ahora, de esto si me acuerdo: "Todo cambia" , dijo alguna vez. Quizás hoy por hoy se bañe en Tommy, Perry o Calvin Klein.
Puedes ver, también, como lo dice Hegel y lo repite Matu, mi mejor amiga, que la idea es superar, pero conservar al mismo tiempo. Así, podría decirlo, se pasan mis días: encerrándome en el baño horas enteras pensando y sintiendo los cambios; hablando con el espejo, o él conmigo, no lo sé; leyendo los blogs una y otra vez como si no fuera yo, sino como lo leerían los demás; tratando de revivir historias que me conmuevan, pero ya no me conmueven porque me cambian rápidamente de canal. Ayer, justo anoche, después de leer el rompecabezas de five times, después de no saber qué decirle a la pantalla del computador, después de sentir los ojos algo borrosos pero felices, porque alguien tan cercano, pero tan distanciado por el mapa me había hecho vibrar, me había conmovido, me había acogido con unas palabras que no pude explicarle a Marcelo y ahora creo que a nadie; llamé a Carolina y quise hablarle de nuestra nostalgia compartida, de una saudade que nos mantuvo vivas algún día, pero ella ya no habló más en el tono que me seducía, ella me sacó de otras épocas... Así pues, mi querida Ximena, he olvidado sin quererlo, te lo juro, sin darme cuenta.
Ahora que sé qué significa para tí la nostalgia, sé que me entiendes, que nos entendemos... a lo mejor estamos hechas de un material, si no es el mismo, si será muy parecido. Puede pasar que nunca nos vayamos a conocer, pero tal vez nos habremos conocido lo suficiente por los amigos en común, por los blogs cruzados o por simple telepatía. Puede pasar también que algún día nos veamos, por casualidad o por encuentro prefijado, y porque te conozco y me conozco, estoy segura de que te abrazaría.
Tengo un nudo en la garganta.
Donnerstag, Juni 02, 2005
Palabras
El botoncito de la nostalgia se ha disparado hoy. Probablemente es por las conversaciones que tuve toda la mañana con una amiga, o tal vez por la música que llevo escuchando desde hace algunas horas. No importa, se ha disparado. No es una nostalgia concreta, esta vez no se encarna en nadie, no se encarna en nada. La fortalece un poema que acaba de llegar a mis manos y que me ha parecido sencillo y tristemente desgarrador. Se llama Oda al amor y lo escribió María Mercedes Carranza, escritora colombiana que se suicidó hace un par de años. Ahí va:
Una tarde que ya nunca olvidarás
llega a tu casa y se sienta a la mesa.
Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
se acomodarán a su gusto y semejanza,
cambiarán de lugar las fotos antiguas.
Otros ojos mirarán tus costumbres,
tu ir y venir entre paredes y abrazos
y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
el que desbarató tu casa y habitó tus cosas
saldrá por la puerta sin decir adiós.
Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
cambiar las cerraduras, romper retratos,
barrerlo todo y seguir viviendo.
Definitivamente hay constantes habitares y deshabitares.
El botoncito de la nostalgia se ha apagado ya.
Una tarde que ya nunca olvidarás
llega a tu casa y se sienta a la mesa.
Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
se acomodarán a su gusto y semejanza,
cambiarán de lugar las fotos antiguas.
Otros ojos mirarán tus costumbres,
tu ir y venir entre paredes y abrazos
y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
el que desbarató tu casa y habitó tus cosas
saldrá por la puerta sin decir adiós.
Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
cambiar las cerraduras, romper retratos,
barrerlo todo y seguir viviendo.
Definitivamente hay constantes habitares y deshabitares.
El botoncito de la nostalgia se ha apagado ya.
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