




Cómo mencionar que no me ha afectado, cómo insinuar que mi reacción es de piedra... cómo puedes decir eso y nada a la vez. ¿Será justo acaso?
Se va Abril, pero vendrá Junio, ¿se pondrá la vida de nuestro lado a lo mejor en Julio?
Si los tigres tristes pudieran encontrarse no sólo en sueños, no sólo en momentos que creíamos mágicos, entonces vamos a entender sin poder negarlo, que marionetas, pobres, piratas, poetas, peones o reyes, la vida es esa.
El avión aterriza más temprano de lo que se tenía previsto.
Que no sirve de nada porque no llega la escalera.Que llega la escalera. Que no sirve de nada porque no hay bus. Que la espera se alarga una hora y media. El avión prende motores y se convierte en bus.
Salida por la puerta tres. Que no está ella, un par de minutos y un teléfono público. Que se saca una moneda, que se pone al lado la billetera (o el monedero, según la Comisaría de Aeropuerto), que "rin rin" (que no renacuajo), que "hola, nos vemos en el centro". Que no sirvió de nada.
Se alarga la espera, no llega el bus, es festivo. Que se saca la cartera, que hay que pagar el tiquete.
¡Qué no está la billetera!
Corazón en mano, maleta en espalda, bus qué carajos y a buscar lo olvidado.
Que ya no estaba al lado del teléfono, que dan ganas de llorar pero que no es tan fuerte, que la plata, que el dinero, los papeles y recuerdos, las tarjetas, que de crédito, que dizque sanitaria (según el secretario de la Jefatura Superior...que bla bla bla)...que lo uno y que lo otro.
Aquí y allá, acullá, ¿en dónde está?
Policía local: que he dejado hace más de una hora un monedero al lado del teléfono, con miles de objetos, que la firma-que la mía-que la suya, conste y certifico, sello... suspiro y que esperar.
Cabeza baja, mirada gacha, que hoy no tuve suerte, que mañana la tendré.
Siete de la mañana, que no hay metro, tampoco taxi, que da igual: sin un peso en el bolsillo, que ya no hay nada que perder.
En verano fue cielo, fue el recuerdo de algo que te emocionó: un abrazo de dos (¿o de tres?) que parecía, fueron novios...
Y allí yace esperando...al umbral, al cielo por la pose, la mirada y burbujas reventadas.
...then I laugh to myself, smile coyly at my fingers hitting letters, glance up to see if you are writing to me yet, waiting for the next tidbit of flirtation, the next bit of flutter to fly from the screen to my heart" (Fee von Posa un Meta)
Tuve un sueño hace dos noches, de esos que al otro día le dejan a uno la sensación en la boca de que van a suceder, de que se van a hacer realidad.
Entonces salí ayer, después de haber pernoctado todo el día en mi cuartito con-sin balcón. Un paso afuera, la puerta que se cierra y la sonrisa más sincera se dibujó en el interior, se sonrojó en el exterior. Ese momento lo había esperado tanto: Caía nieve, quería llorar de la felicidad, saltos de creación, blancos de pálpitos. La cámara, sí ahí está en la cartera, la tapita, sí ahí está toda entera. Insatisfecha un poco porque era pedirle mucho al cielo, a los astros y a los huecos en el espacio... no se llenarían anoche todas las calles; tampoco iría a pasar yo el susto de sentir que depronto iba a aterrizar en el suelo; mucho menos se armarían familias enteras de muñecos naríz zanahoria, ojos botón...si acaso, y para no ser poco cordial con los hacedores de sueños, crujián un poco las suelas de mis tenis, ese sonido, ese crack crack. Eso y un poco más fue suficiente para empezar a cumplir una promesa.
Y aunque la miel blanca no haya alcanzado a formar una montaña, puesto que fue tan poca y tan rápida en derretirse; aunque ni siquiera los vecinos la hubieran llegado a confundir con helado de coco o de vainilla, sí hubo deseo, muchísimo deseo de que la noche de ayer se repita una y otra vez, hasta confundir el calor con el frío entre los dedos.